Primeramente habrá que analizar la situación personal de cada uno con el objeto de comprobar si nos encontramos en un momento adecuado para la preparación y dedicación a estas oposiciones: ¿puedo permitirte económicamente un parón durante un tiempo para preparar esta oposición? ¿La situación que hay en mi entorno más cercano me permite estudiar durante el día? ¿Tengo un entorno favorable para poder sacar tiempo y estudiar con tranquilidad?
Por otra parte habría que analizar la situación actual y las oposiciones convocadas. En este sentido hay que recalcar que la Inspección de Trabajo, junto con otros áreas o departamentos como la Inspección de Hacienda, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, etc. son cuerpos retributivos, y por tanto, parece lógico que se convoquen oposiciones para cubrir plazas en mayor o menor medida.
En cuanto a la planificación, hay que partir de la base de que no es recomendable marcarse un plazo exacto para aprobarla porque existen muchos factores que no dependen de nosotros, entre otros, la suerte, nuestro entorno familiar o más cercano, y en general circunstancias que se encuentran fuera de nuestro control y que nos podría trastocar nuestros planes. Por ello, siempre recomiendo la planificación a corto o medio plazo, sin agobiarse con lo que pasará en un periodo largo de tiempo, pues ello nos puede conducir a la ansiedad.
El periodo de la oposición es duro, se pasan altibajos y situaciones en las que se duda hasta de la capacidad de uno mismo, pero lo que también te enseña es a desarrollar tu fortaleza mental y el poder que tenemos sobre nuestras propias decisiones. En este tipo de estudio no suspende el que falla en un examen, suspende el que abandona la oposición. Por esto es importante dedicarse únicamente a estudiar e intentar apartar pensamientos negativos que nos pueden influir en el estudio. A mí particularmente me sirvió de mucho una recomendación en la que se me decía que “tenía que aprender a ser feliz con mi oposición: una vez que consiguiera eso, el camino se allanaba”, y efectivamente, así fue. Cuando aprendí que no consistía en una carrera donde tenía que acabar lo antes posible porque era insostenible, me empecé a relajar mentalmente y todo fluyó mucho mejor para mi entorno y para mí.
Es importante rodearse de personas que apoyen tu iniciativa, que sean optimistas y presenten inquietudes. Recuerda que nadie entiende mejor a un opositor que alguien que haya pasado por esa situación o similar.
Si algo tengo claro de este proceso es que merece mucho la pena el esfuerzo y sacrificio durante el tiempo de oposición; ya no solo por el bagaje cultural y el aprendizaje que esta preparación te aporta, sino también porque la recompensa es muy gratificante, sobre todo por conseguir el objetivo que uno se marca, por aprender a superarse y por obtener algo exclusivamente por uno mismo y por su esfuerzo.
Por otra parte, y ya en el ámbito profesional, es muy reconfortante saber que gracias a la labor que desempeñamos, las condiciones laborales y de seguridad de los trabajadores se ven mejoradas mediante el correcto cumplimiento de la normativa en prevención.
Por último no quiero acabar este post sin hacer alusión a la necesidad de descanso mental: todos empezamos la oposición con muchas ganas… pero sobretodo con ganas de acabarla… he visto gente brillante como opositores que han terminado abandonando porque no descansaban adecuadamente (y cierto es también que les faltaba algo de constancia). Me reitero cuando digo que es tan importante el tiempo dedicado al estudio como el de descanso, y cuando me refiero descanso, hago referencia a la desconexión total (no trabajando en otras cosas). Conforme avanza el tiempo, la oposición va desgastando y es necesario repartir bien los tiempos de estudio y de descanso para llegar fuertes y en plenas facultades a los exámenes